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Unidad 1. Bases conceptuales para la integración de los servicios ecosistémicos en la planeación al desarrollo en paisajes agrarios

Introducción

Esta primera unidad trata sobre las bases conceptuales necesarias para integrar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos a la planeación de los paisajes agrarios.

El contenido del presente apartado muestra la importancia del enfoque que integra la biodiversidad y los servicios ecosistémicos a la planificación del desarrollo en paisajes agrarios, brinda algunos ejemplos de integración de servicios ecosistémicos y enumera algunos instrumentos de política pública, medidas y acciones que pueden ser utilizados como referencia para su integración.

Finalmente, también aparece un resumen de los principales hitos en la evolución del concepto de sostenibilidad y los esfuerzos de la sociedad para integrar los vínculos con la naturaleza al pensamiento del desarrollo hasta nuestros días.

A lo largo del curso nos referimos a la agricultura y al sector agrícola desde una visión integradora que incluye los sistemas de producción agrícolas, ganaderos, forestales, pesqueros y de acuicultura.

Mira el video introductorio antes de continuar con los demás temas.

¿Por qué es importante la biodiversidad para la agricultura?

Mantener el funcionamiento de la agricultura[1] para la producción de alimentos en cantidad y calidad suficientes para todos, así como la mano de obra, la infraestructura, la tecnología, la cultura, las tradiciones y las instituciones asociadas, representa múltiples desafíos. Entre los más complejos se encuentra la necesidad de aumentar la producción de alimentos a nivel mundial sin socavar la capacidad de las tierras y los mares del mundo para satisfacer las necesidades alimentarias de las generaciones futuras y prestar otros beneficios esenciales para la sociedad (FAO, 2019).

Los sistemas alimentarios dependen de los beneficios que ofrecen los ecosistemas. Los cultivos comerciales no pueden crecer sin la fertilidad del suelo, la provisión de agua y el control biológico. La pesca no puede desarrollarse sin el hábitat para especies de pesca comercial y la filtración de agua. La ganadería no puede criarse sin provisión de agua y alimentos.

Por otro lado, los sistemas alimentarios generan impactos sobre el funcionamiento de los ecosistemas. Por ejemplo, si bien la deforestación para crear campos agrícolas aumenta la provisión de alimentos en el futuro inmediato, al mismo tiempo causa la pérdida de los servicios ecosistémicos provistos por el bosque, tales como la regulación del clima (almacenamiento de carbono), la retención de agua, el control de la erosión y las actividades recreativas, afectando así a otras personas y grupos que dependen de ellos.

Ahora bien, la agricultura puede potenciar y proteger los ecosistemas y los múltiples beneficios que obtenemos de la naturaleza a través de prácticas de gestión que mejoren las funciones biológicas que sostienen la producción, mediante el reciclaje de nutrientes o el manejo de distintas variedades del mismo cultivo para velar por la resiliencia y mejorar la nutrición, o al establecer sistemas agroecológicos y agroforestales que permitan aumentar la producción y prestar otros beneficios como la fertilidad del suelo, el control de la erosión, el mantenimiento de los polinizadores que actúan en los cultivos y la purificación del agua, entre otros (Robertson, 2014).

Como se puso de relieve en dos destacadas evaluaciones de alcance mundial realizadas en 2019 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés)[2], la biodiversidad y los servicios ecosistémicos son esenciales para la sostenibilidad de la agricultura, la actividad forestal, la acuicultura y la pesca, además de que posibilitan la producción sostenible en los sectores agrícolas. La biodiversidad presta servicios ecosistémicos de regulación y de apoyo, como el ciclo de los elementos nutritivos, la formación y rehabilitación de suelos, la fijación de carbono, el almacenamiento y la filtración de agua, el suministro de hábitats para las especies silvestres, el control biológico contra las plagas y la polinización. Los efectos del cambio climático para la biodiversidad son fuente de preocupación para la seguridad alimentaria y la nutrición (FAO, 2020)[3].

A pesar de su relevancia, la sociedad y las políticas de agricultura no han reconocido el valor de los beneficios que obtenemos de la naturaleza, brindándoles poca importancia o incluso ignorándolos por completo en la toma de decisiones.

Los beneficios y costos asociados con la conservación y degradación de la naturaleza se han excluido en gran medida de las políticas, los mercados y los precios que dan forma a los patrones de producción y consumo de las personas, las opciones de inversión, los usos de la tierra y las prácticas de gestión de los recursos. Esto significa que muchas decisiones se han tomado con base en información parcial, lo que ha llevado a la degradación de los ecosistemas.

Como resultado, la biodiversidad y los ecosistemas están siendo degradados en todo el mundo, poniendo en peligro su capacidad de prestar servicios clave para los seres humanos, perdiendo así oportunidades de desarrollo y ocasionando pérdidas y costos económicos significativos. La restauración de los ecosistemas y la sustitución de sus servicios naturales son muy costosos, además, en muchos casos resulta simplemente imposible.

La exclusión de los valores asociados a la biodiversidad no sólo amenaza a los ecosistemas y las actividades y grupos de interés que dependen de ellos, sino que también pone en peligro a los mismos sistemas alimentarios.

Estos riesgos son aún mayores para las poblaciones que dependen más de los ecosistemas para su sustento. Al mismo tiempo, gran parte de las poblaciones, empresas y gobiernos no pueden afrontar los costos económicos y sociales de largo plazo asociados con la degradación y pérdida de los ecosistemas. Por lo tanto, es crucial tomar en cuenta las contribuciones y los impactos que nuestras decisiones tienen sobre el entorno natural y asegurar que los servicios de los ecosistemas se incorporen en los procesos de planeación de los paisajes agrícolas. Eso minimizará los riesgos y aumentará las oportunidades de un crecimiento sostenible en el largo plazo no solo para estos sectores, sino para otras actividades económicas y grupos de interés.

Resulta estratégico poner énfasis en las áreas dedicadas a la agricultura, actividad pecuaria, pesca o forestería en la planificación del desarrollo sostenible para contribuir al suministro de alimentos, maderas o fibras, sin afectar la calidad del agua u otros beneficios importantes para su desarrollo a largo plazo. De esta forma se garantiza la protección contra la erosión, la polinización de los cultivos y se obtienen muchos otros beneficios.

La necesidad de salvaguardar la biodiversidad y gestionar los recursos naturales de manera sostenible está cada vez más reconocida en los planes nacionales de desarrollo como un instrumento clave para ofrecer alimentos nutritivos a las generaciones presentes y futuras, y lograr la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.

Probablemente ya has escuchado de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, también conocidos como los ODS. Los ODS son resultado del consenso de 193 países que, convocados por Naciones Unidas, han trazado una ruta hacia la sostenibilidad. Bajo el paradigma actual las dimensiones social, económica y ambiental se reconocen como elementos separados.

En el siguiente video podrás ver un análisis y propuesta de conceptualización de la relación entre los ODS.

1] Los sistemas alimentarios mundiales son responsables de alimentar a 7.7 billones de personas, emplean a cerca del 30 % de la población mundial (Banco Mundial, 2018), ocupan aproximadamente el 11 % de la superficie de la tierra para la producción (FAO, 2011), emplean el 70 % del agua dulce (FAO, 2011) y son la principal fuente de sustento de cerca de 2.5 billones de personas que viven en zonas rurales (FAO, 2013).

[2] Véase El estado de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura del mundo.  Este reporte ofrece una evaluación de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura (BAA) y su gestión en todo el mundo, basándose en la información proporcionada por 91 informes de países (preparados por más de 1,300 colaboradores), 27 informes de organizaciones internacionales y aportaciones de más de 175 autores y revisores. Disponible en http://www.fao.org/3/CA3229ES/CA3229ES.pdf

[3] Tomado de FAO (2020). Estrategia de la FAO para la integración de la biodiversidad en los distintos sectores agrícolas. Disponible en http://www.fao.org/3/ca7722es/ca7722es.pdf

Los beneficios y costos asociados con la conservación y degradación de la naturaleza se han excluido en gran medida de las políticas, los mercados y los precios que dan forma a los patrones de producción y consumo de las personas, las opciones de inversión, los usos de la tierra y las prácticas de gestión de los recursos. Esto significa que muchas decisiones se han tomado con base en información parcial, lo que ha llevado a la degradación de los ecosistemas.

Como resultado, la biodiversidad y los ecosistemas están siendo degradados en todo el mundo, poniendo en peligro su capacidad de prestar servicios clave para los seres humanos, perdiendo así oportunidades de desarrollo y ocasionando pérdidas y costos económicos significativos. La restauración de los ecosistemas y la sustitución de sus servicios naturales son muy costosos, además, en muchos casos resulta simplemente imposible.

La exclusión de los valores asociados a la biodiversidad no sólo amenaza a los ecosistemas y las actividades y grupos de interés que dependen de ellos, sino que también pone en peligro a los mismos sistemas alimentarios.

Estos riesgos son aún mayores para las poblaciones que dependen más de los ecosistemas para su sustento. Al mismo tiempo, gran parte de las poblaciones, empresas y gobiernos no pueden afrontar los costos económicos y sociales de largo plazo asociados con la degradación y pérdida de los ecosistemas. Por lo tanto, es crucial tomar en cuenta las contribuciones y los impactos que nuestras decisiones tienen sobre el entorno natural y asegurar que los servicios de los ecosistemas se incorporen en los procesos de planeación de los paisajes agrícolas. Eso minimizará los riesgos y aumentará las oportunidades de un crecimiento sostenible en el largo plazo no solo para estos sectores, sino para otras actividades económicas y grupos de interés.

Resulta estratégico poner énfasis en las áreas dedicadas a la agricultura, actividad pecuaria, pesca o forestería en la planificación del desarrollo sostenible para contribuir al suministro de alimentos, maderas o fibras, sin afectar la calidad del agua u otros beneficios importantes para su desarrollo a largo plazo. De esta forma se garantiza la protección contra la erosión, la polinización de los cultivos y se obtienen muchos otros beneficios.

La necesidad de salvaguardar la biodiversidad y gestionar los recursos naturales de manera sostenible está cada vez más reconocida en los planes nacionales de desarrollo como un instrumento clave para ofrecer alimentos nutritivos a las generaciones presentes y futuras, y lograr la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.

Probablemente ya has escuchado de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, también conocidos como los ODS. Los ODS son resultado del consenso de 193 países que, convocados por Naciones Unidas, han trazado una ruta hacia la sostenibilidad. Bajo el paradigma actual las dimensiones social, económica y ambiental se reconocen como elementos separados.

En el siguiente video podrás ver un análisis y propuesta de conceptualización de la relación entre los ODS.

*Estas capacitaciones fueron desarrolladas para personal de la Secretaría de Agricultura.

Desarrollo sostenible y biodiversidad: breve historia y principales hitos 

La idea que se tiene del medioambiente, los recursos naturales y el desarrollo sostenible ha cambiado a lo largo del tiempo. Los hechos históricos y la evidencia científica han impuesto una nueva forma de ver las relaciones de dependencia e impactos de las actividades humanas en los ecosistemas y la biodiversidad.

La población mundial pasó de 2,600 millones en la década de 1950 a más de 7,700 millones de personas en la actualidad (ONU, 2019). Como consecuencia, este incremento en la población ha sido acompañado por el alza en la demanda de agua, alimentos, energía y otros recursos necesarios para el bienestar humano y la economía.

Sin embargo, el suministro de estos bienes y productos no sigue la misma velocidad que su reposición, por lo que su mantenimiento es amenazado por la forma en que nos relacionamos con la naturaleza, sin reconocerla como la base fundamental para el desarrollo sostenible. Actualmente, es un desafío lidiar con las pérdidas resultantes de la degradación de los ecosistemas y sus efectos negativos para las personas y la economía. Por esto, es necesario un nuevo enfoque que considere los servicios ecosistémicos en los planes y las estrategias de gestión para el desarrollo sostenible. Además, las áreas dedicadas a la agricultura deben ser consideradas estratégicas desde los puntos de vista económico, social y ambiental, dada su potencial contribución a la conservación y al uso sostenible de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.

Para comprender la dinámica en la evolución del pensamiento sobre el medioambiente y el desarrollo sostenible, en este capítulo destacamos algunos hitos, comenzando en 1950 y terminando hasta nuestros días.

En el siguiente interactivo conoceremos los principales eventos que marcaron la búsqueda del desarrollo sostenible en el mundo.

Si quieres leer un poco más sobre estos acontecimientos históricos y revisar las fuentes, puedes acceder a esa información en este PDF, pulsando aquí.

*Estas capacitaciones fueron desarrolladas para personal de la Secretaría de Agricultura.

¿Qué son biodiversidad, agroecosistemas y servicios ecosistémicos?

Resuelve la actividad de acuerdo con lo que ya sabes para tener un diagnóstico de tus conocimientos.

En el siguiente video comprenderás un concepto clave para la comprensión de esta unidad: biodiversidad.

Si quieres leer un poco más sobre los ecosistemas en México, puedes consultar aquí.

Categorías de servicios ecosistémicos

En este tema presentamos la diversidad de servicios que brindan los ecosistemas y que contribuyen al bienestar humano en general y la agricultura en particular. Existen diferentes clasificaciones de servicios ecosistémicos, pero la indicada en la Evaluación de Ecosistemas del Milenio (EEM) es aceptada internacionalmente. 

Consulta los detalles de cada uno de los servicios del ecosistema en el video que se muestra a continuación.

Como bien observaste en el video, se distinguen cuatro grupos de servicios ecosistémicos: servicios de provisión, servicios regulatorios, servicios de hábitat o de soporte y servicios culturales. Cada grupo cubre diferentes servicios ecosistémicos específicos.

Como ya vimos, algunos servicios ecosistémicos son más fáciles de valorar que otros. Los que consumimos directamente, como alimentos y materias primas, se valoran positivamente en los mercados; otros, como el control biológico, la polinización y el ciclo de los elementos nutritivos, cumplen funciones de apoyo vitales, pero no se aprecian con tanta facilidad. Esta falta de valoración positiva amenaza la continuidad de estos servicios. Es fundamental considerar la totalidad de estos cuatro servicios de los ecosistemas para mantener paisajes agrícolas saludables.

En este documento  obtendrás un panorama general de los servicios ecosistémicos y sus categorías.

En México se ha desarrollado la Estrategia Nacional para la Conservación y Aprovechamiento Sustentable de los Polinizadores (ENCUSP) con el objetivo de promover su valoración positiva y cuidado. A continuación puedes conocer más de la ENCUSP.

Realiza la actividad propuesta para que autoevalúes tus conocimientos.

Pulsa aquí para abrir la actividad.

*Estas capacitaciones fueron desarrolladas para personal de la Secretaría de Agricultura.

¿Cómo se relacionan estos conceptos?

El siguiente esquema conceptual nos ayudará a entender las interrelaciones entre los sistemas naturales y los sistemas socioeconómicos: 

Este sencillo esquema presenta el vínculo que existe entre los sistemas socioeconómicos y los sistemas naturales (también llamados socioecosistemas), a través del flujo de los servicios ecosistémicos y de los impulsores del cambio que ejercen presiones sobre los ecosistemas, ya sea como consecuencia del uso de los servicios ecosistémicos o por el impacto de las actividades humanas en general.

También muestra cómo las personas se benefician de los servicios de los ecosistemas. Estos beneficios son, entre otros, una adecuada nutrición, el acceso al aire y agua limpios, salud, seguridad y disfrutar de los ambientes naturales. De igual manera, abarcan diversas dimensiones del bienestar humano, como las necesidades humanas básicas, las necesidades económicas, las necesidades ambientales y la felicidad subjetiva.

Este enfoque implica que los servicios ecosistémicos son valorados por la sociedad no solamente desde un punto de vista económico, sino también desde otro tipo de valores como la salud, el valor sociocultural o el valor de la conservación. De ahí que los valores no monetarios de la naturaleza puedan reflejar su valor instrumental y sus valores intrínsecos fundamentales.

A cambio de los beneficios brindados por los servicios ecosistémicos, los sistemas socioeconómicos provocan cambios en los ecosistemas a través de diferentes impulsores del cambio, afectando su estado. La mayoría de las veces no son consideradas las contribuciones al bienestar y los valores de los servicios ecosistémicos durante su uso, ni se toman en cuenta los impactos negativos que reciben, por lo que existen riesgos de mediano y largo plazo en la continuidad de los servicios, lo que a su vez terminará afectando a los sistemas socioeconómicos. 

Los impulsores de cambio de los ecosistemas pueden ser directos e indirectos

Observa el video para entender las diferencias entre los impulsores de cambio directos e indirectos:

Recursos relevantes

En el enlace [[https://www.biodiversidad.gob.mx/biodiversidad/porque]] puedes encontrar más información sobre la pérdida de la biodiversidad en México.

Ya que has entendido cuáles son los impulsores de cambio, es importante reflexionar acerca de la gobernanza del sistema socioeconómico-ecológico se vuelve parte integral del marco conceptual: las instituciones, las partes interesadas y los diferentes usuarios de los servicios ecosistémicos afectan los ecosistemas a través de esos impulsores directos o indirectos del cambio. Las políticas relacionadas con la gestión de los recursos naturales tienen por objeto influenciar en los impulsores del cambio para lograr un estado futuro deseado de los ecosistemas.

Para esto, los gobiernos, en cooperación con otros actores, formulan diversos tipos de incentivos (ver figura que aparece a continuación), pues permiten influir en el comportamiento de las personas. Así, tenemos incentivos orientados al mercado, como tarifas de usuario, impuestos, o subsidios; incentivos regulatorios, como los derechos de propiedad, leyes, normas ambientales y restricciones de acceso; incentivos para la cooperación, como medidas que involucran a los grupos de interés en el proceso de toma de decisiones, ya sea a través de mesas redondas, coaliciones sectoriales, cámaras sectoriales; e incentivos de información, como auditorías, ecoetiquetado o certificaciones y policy briefs.

Para entender cómo influyen estos y otros elementos en la toma de decisiones de las partes interesadas, es crucial analizar sus posiciones, intereses y necesidades (este tema se analizará a fondo en otro capítulo). De esta forma, las intervenciones deben crear consensos, involucrar a los individuos o grupos de interés y mejorar la interacción social entre las personas y las instituciones, con el propósito de asegurar acuerdos justos que conserven los servicios ecosistémicos, minimicen los conflictos y promuevan un acceso, uso y distribución más equitativa (Kosmus et al., 2012).

Gobernanza

Observa el siguiente video para entender en qué consiste la gobernanza y algunas de sus funciones.

La integración de los servicios ecosistémicos en los procesos de planeación puede entenderse como un asunto gradual, en donde la primera tarea implica comprender las estructuras ecológicas clave del paisaje, así como sus procesos y funciones, para lograr identificar aquellos que son útiles para la sociedad. Después se busca entender la oferta de los servicios ecosistémicos, la cual puede expresarse en unidades físicas o cualquier unidad de medición que resulte significativa para generar un entendimiento común de lo que se está evaluando (por ejemplo, metros cúbicos de agua, número de especies, toneladas de carbono secuestrado, etcétera). Al observar los beneficios que los servicios ecosistémicos proveen a la sociedad, se refleja la demanda social de un servicio y cómo este es valorado por distintos grupos de personas. Al comparar la oferta y la demanda del servicio se puede medir si existe un equilibrio, si la degradación puede atribuirse a un exceso en la demanda o a cualquier otra forma de impacto.

El modelo presentado arriba para entender la relación entre los ecosistemas y los sistemas socioeconómicos nos ofrece un instrumento sencillo para comprender los vínculos entre los ecosistemas, los servicios ecosistémicos y el bienestar humano. También muestra cómo esta interrelación genera una serie de cambios y transformaciones sobre las estructuras y los procesos ecológicos base para garantizar el flujo de servicios en este ciclo. Además, nos permite analizar cómo estas relaciones son influenciadas e intermediadas a través de instituciones, regulaciones y políticas.

En la próxima Unidad vas a encontrar información adicional sobre algunas características de los servicios ecosistémicos que deben ser consideradas al momento de evaluar las relaciones entre los agroecosistemas y los servicios asociados.

*Estas capacitaciones fueron desarrolladas para personal de la Secretaría de Agricultura.

La dinámica espacio-temporal y otras características de los servicios ecosistémicos

LA DINÁMICA ESPACIO-TEMPORAL Y OTRAS CARACTERÍSTICAS DE LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS
Los servicios ecosistémicos (SE) no son homogéneos a lo largo de los paisajes terrestres y marinos, tampoco son fenómenos estáticos, más bien, varían en el espacio y evolucionan con el tiempo.

En esta Unidad conocerás por qué para mejorar la gestión de los paisajes agrarios y llevar a cabo políticas y acciones efectivas para su mantenimiento (y el de los ecosistemas) es necesario comprender la escala, el patrón espacial y la sincronización temporal de los flujos de los servicios ecosistémicos.

Los servicios ecosistémicos se proporcionan principalmente en áreas saludables y biodiversas. Sus beneficios pueden ir más allá de los territorios donde se originan, siendo la base de la economía y del clima local y regional, por ello deben ser considerados y reconocidos por los sectores gubernamental, privado y social en sus procesos de planeación y toma de decisiones.

Muchos de los servicios ecosistémicos, a los cuales impactan y de los que dependen los agroecosistemas, se encuentran dentro y fuera de las parcelas y los campos agrícolas. A veces, incluso, son áreas más grandes a nivel de territorio o de cuencas hidrográficas, por eso es necesario realizar una evaluación desde la perspectiva del paisaje para integrar los valores de la biodiversidad y los ecosistemas en los sistemas alimentarios.

En el siguiente video se muestran cuatro patrones espaciales y de flujo de los servicios ecosistémicos en el tiempo.

La dinámica espacial de los servicios ecosistémicos se refiere a la diferencia entre el sitio donde se provee el SE y donde se reciben los beneficios asociados. Ese contraste es crucial para identificar las disyuntivas (trade-offs) y los impulsores de cambio, por lo tanto, resulta fundamental entender esa dinámica espacial si se quieren diseñar políticas apropiadas para determinada realidad.

La dinámica temporal de los servicios ecosistémicos hace referencia a que, así como cambian las condiciones, los procesos ecológicos, los servicios y beneficios a través del paisaje, también cambian a lo largo del tiempo. Por ejemplo, una tierra agrícola que se ha utilizado continuamente no proporciona los mismos servicios ecosistémicos para la agricultura que una zona recientemente deforestada.

Las necesidades y preferencias de la sociedad también se transforman a lo largo del paisaje y del tiempo. Por ejemplo, en una cuenca, las necesidades de agua de los agricultores de la parte media son diferentes a las de los habitantes de las ciudades aguas abajo, o de los pescadores artesanales en la parte del delta. Por otro lado, los alimentos que se ponen de moda, como el aguacate, la chía o la soya, podrían motivar a los agricultores a convertir sus tierras en monocultivos y así recibir esos beneficios a corto plazo, lo que puede afectar estructuras y procesos ecológicos, cuyos impactos únicamente serían perceptibles a mediano o largo plazo.

Por otro lado, al ser gestionada por diversos agricultores, la oferta de servicios ecosistémicos depende de las prácticas agregadas de todos ellos. Los resultados agregados de las decisiones de gestión que tomen estos personajes afectan la disponibilidad de servicios ecosistémicos no solo para sí mismos, sino para las personas en lugares distantes y en un futuro lejano. En consecuencia, las actividades que afectan el flujo, la calidad y cantidad de los SE en un lugar determinado pueden irradiar su impacto y afectar los ecosistemas y la biodiversidad en otros lugares. Cuando se analiza a través de la perspectiva del paisaje, es evidente que la gestión de las granjas puede afectar no solo los servicios ecosistémicos disponibles a escala local, sino también a escala regional y global, como lo muestra la siguiente figura.

Los servicios ecosistémicos experimentan un cambio entre el momento en que se generan y cuando se utilizan. Observa el siguiente video para conocer el tipo de cambios que pueden sufrir:

EXTERNALIDADES, DISYUNTIVAS (TRADE-OFFS) Y SINERGIAS

El análisis de los servicios ecosistémicos importantes para la agricultura debe considerar la distribución espacial y temporal de los beneficios, también el contexto de acciones y políticas de otros sectores, además de su relación con los servicios ecosistémicos, ya que algunos sectores económicos generan impactos y externalidades sobre el flujo de recursos, perjudicando otras actividades económicas, aunque los impactos no sean visibles en el corto plazo.

Una externalidad se produce siempre que una persona o empresa realice una actividad que afecte el bienestar de otros que no participen en ella, sin pagar ni recibir ninguna compensación por ello. Estos costos o pérdidas son percibidos por otros, por la economía en general, como efectos transfronterizos o que tendrán consecuencias para las generaciones futuras y se manifiestan en el ámbito económico, social y ambiental.

Existen externalidades positivas o negativas. Una externalidad ambiental positiva es cuando la inversión de un propietario en la conservación de la vegetación natural de la parte superior de la cuenca beneficia a otros usuarios aguas abajo (al permitir la producción de cultivos por la presencia del agua, condiciones climáticas favorables y la baja incidencia de plagas, pudiendo desarrollar e implementar prácticas agroecológicas o agroforestales). Mientras que una externalidad negativa es cuando la extracción de agua para la agricultura en la parte alta de la cuenca deja un flujo o calidad insuficiente de agua para los sistemas humanos y naturales aguas abajo, o cuando la aplicación de agroquímicos en la producción de alimentos contamina el agua para consumo de la población cercana (Emerton y Howard, 2008).

En la siguiente animación aparece un ejemplo de esto con el ejemplo ficticio del país llamado Bakul.

Como pudiste observar, las actividades agrícolas realizadas en la parte alta de una cuenca hidrográfica (o a lo largo de un curso de agua que desemboca en la región costera) pueden influir y comprometer la disponibilidad y calidad de los servicios ecosistémicos en la costa, alterando los hábitats y, en consecuencia, perjudicando el suministro de peces en la costa y las comunidades que viven de la pesca artesanal (beneficiarios del servicio de prestación). De esta manera se compromete el bienestar y la economía local, además de que se impacta la biodiversidad por la eutrofización de las costas.

Algunos servicios ecosistémicos (como la provisión de alimentos o el secuestro de carbono) pueden mantenerse o incrementarse dentro de los agroecosistemas, pero dependiendo de las prácticas utilizadas se puede afectar la provisión de otros, como la fertilidad del suelo, el ciclo de nutrientes, el ciclo hidrológico o la identidad cultural de un determinado grupo social. El hecho de que las diversas actividades de la agricultura incrementen la provisión de algunos servicios (alimento o forraje) no significa que todos los grupos sociales se estén beneficiando de igual manera, porque otros servicios podrían verse afectados, como la filtración y provisión de agua, la moderación de eventos extremos, la protección contra la erosión, salud y fertilidad del suelo o la regulación climática.

La presencia de externalidades en las actividades humanas puede generar disyuntivas (trade-offs) a la hora de tomar decisiones entre diferentes opciones y objetivos de desarrollo.

Las disyuntivas en las decisiones ocurren cuando la provisión de uno o varios servicios ecosistémicos se reduce como consecuencia del incremento en el uso de otro servicio ecosistémico. En algunos casos pueden ser elecciones explícitas, pero en otros, estas surgen de decisiones no premeditadas o sin conciencia de que están ocurriendo.

Estas disyuntivas no intencionadas pueden nacer de la ignorancia de las interacciones entre los servicios ecosistémicos, cuando nuestro conocimiento de su funcionamiento es incorrecto o incompleto, o cuando los servicios ecosistémicos en cuestión no tienen mercados explícitos. Sin embargo, aunque una decisión sea el resultado de una elección informada y explícita, también puede tener implicaciones negativas.

Un ejemplo en la agricultura: la producción de monocultivos aumenta la cantidad de alimentos, pero reduce la calidad del suelo, el control biológico, la regulación de la calidad del aire y del agua. Por otra parte, una síntesis de más de 200 casos de inversiones en agricultura sostenible en países en desarrollo de todo el mundo (tanto en tierras secas, como tierras no secas) mostró que la aplicación de diversas técnicas y prácticas agrícolas podría dar lugar a una reducción de disyuntivas sobre los servicios ecosistémicos, incluso a medida que aumentaban los rendimientos de los cultivos (Pretty et al., 2006).

Actualmente existe una gran oferta de herramientas para garantizar la producción sostenible de alimentos sin afectar la provisión de los servicios ecosistémicos. En la siguiente tabla encontrarás varios ejemplos al respecto.

Oferta para la producción sostenible.

Las disyuntivas pueden ocurrir entre servicios (por ejemplo, servicios de provisión vs. servicios de regulación) en un cierto plazo de tiempo (el presente vs. generaciones futuras) y en un espacio (río arriba vs. río abajo). Al destacar los impactos relativos de las disyuntivas en la provisión presente y futura de los servicios ecosistémicos, podemos enfocarnos en un elemento crítico para tomar mejores decisiones asociadas a la gestión de las disyuntivas en sí mismas, esto es, entender los efectos distributivos de los cambios en los servicios ecosistémicos: quiénes ganan y quiénes pierden. En el siguiente documento podrás encontrar algunos ejemplos de disyuntivas entre servicios ecosistémicos.

Ejemplos de disyuntivas entre servicios ecosistémicos

Ejemplos de disyuntivas en paisajes agrarios.

En la siguiente animación se comparan tres paisajes donde la longitud de los pétalos ilustra la extensión de la generación de servicios ecosistémicos.

¿Por qué son importantes los trade-off o disyuntivas?

Observa el siguiente video para entender cuál es la importancia de las disyuntivas.

DIFERENTES USOS DE LOS ECOSISTEMAS EN EL PAISAJE AGRARIO Y LAS CONSECUENCIAS DE LA PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD EN LA DISPONIBILIDAD DE LOS SE

En la animación que observaste anteriormente, se muestran ejemplos de tres tipos de uso de la tierra de un ecosistema y los servicios ecosistémicos ofrecidos. ¿Puedes identificar las disyuntivas asociadas a los servicios ecosistémicos relacionadas con cambios en el uso de los ecosistemas? ¿Cuál de ellos es más sostenible a largo plazo?

Un ecosistema natural con baja intensidad de uso o degradación proporciona diferentes productos: madera, fibras, combustibles, alimentos (frutas, pescado, miel, etc.), animales salvajes (como fuentes de alimentos y reguladores del ambiente), plantas medicinales y también un gran reservorio de polinizadores para las plantas nativas y especies cultivadas fuera del ecosistema natural.

Este ecosistema también garantiza la purificación del agua y la contención de la erosión, protegiendo la cuenca hidrográfica. Sobre el ecosistema se forman nubes debido al proceso de evapotranspiración que mantiene los patrones de precipitación de la región importantes para las actividades agrícolas. El ecosistema protege el suelo de la erosión causada por las fuertes lluvias y vientos. Los procesos naturales del ecosistema forman el suelo y propagan semillas, ambos necesarios para la salud del ecosistema a largo plazo.

A continuación, identifica cuáles servicios ecosistémicos fueron priorizados en función del uso del ecosistema.

Figura 2. Ecosistema natural con baja intensidad de uso.

La apertura para la agricultura en el bosque de algunas áreas seleccionadas puede aumentar la cantidad de alimentos producidos en la zona. Del mismo modo, si los bosques están bien gestionados y la producción de madera se maneja de forma sostenible, disminuye su avance sobre los bosques nativos.

A medida que el paisaje se mantiene con sistemas agroforestales diversificados (bien manejados o gestionados) otros pueden seguir generándose. Si se mantiene la biodiversidad, los agroecosistemas y su entorno, también seguirán siendo más resistentes a las plagas y otros patógenos. Existe evidencia de que cuando los indicadores de diversidad biológica son mayores, los sistemas de producción tienen más niveles de productividad y resiliencia a los cambios y presiones externas, como sequías y ondas de calor.

 Figura 3. Ecosistema con media intensidad de uso.

Para aumentar el rendimiento de un solo servicio, como la producción de alimentos, generalmente se reducen otros a niveles mínimos (Figura 4). Esto crea efectos negativos en las áreas circundantes: erosión del suelo, sedimentación en ríos, disminuyendo la eficacia de los sistemas de riego aguas abajo; los fertilizantes químicos y pesticidas pueden reducir la calidad del agua y afectar a la vida silvestre, dañar la pesca y exterminar microorganismos que ayudan al ciclo de los nutrientes del suelo; sin el hábitat necesario, los insectos polinizadores desaparecen, reduciendo la productividad de los cultivos; sin cobertura vegetal a gran escala se producen cambios en los patrones de precipitación regionales y el suelo pierde su humedad, lo que afecta el ciclo de nutrientes. En muchas regiones, las inversiones en semillas, agroquímicos y tecnología no compensan la pérdida de salud y productividad de los ecosistemas a largo plazo. Los efectos son devastadores en el campo y generan reflejos en las ciudades, perjudicando principalmente el suministro de agua y alimentos saludables.

 Figura 4. Ecosistemas degradados por el uso intensivo de los recursos naturales.

A pesar de que algunos servicios ecosistémicos pueden mantenerse o aumentar dentro de los agroecosistemas, muchos otros disminuyen en calidad y cantidad. Por lo general, algunos servicios ecosistémicos que se incrementan o mantienen son la producción de alimentos, secuestro de carbono e inspiración para el arte, la cultura y la ciencia; mientras que algunos de los que se pierden generalmente son la fertilidad del suelo, los ciclos de nutrientes, entre otros. Por supuesto, el mantenimiento o la pérdida de servicios ecosistémicos también depende de la escala de la agricultura, las prácticas de gestión, el tipo de cultivo, los insumos, etcétera.

Es importante destacar que el hecho de que la agricultura o la ganadería incrementen la provisión de algunos servicios ecosistémicos (como alimentos o forraje) no significa que todos los grupos de personas se beneficien de ello, ya que pueden depender de otros servicios ecosistémicos que también sean impactados, como la recreación, filtración y provisión de agua o la moderación de eventos extremos.

¿Por qué debemos tomar en cuenta los servicios ecosistémicos en la agricultura?

La integración de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, con énfasis en los paisajes agrarios, promueve decisiones sostenibles y una distribución más justa y equitativa de los costos y beneficios entre individuos y grupos de interés en los territorios. Comprender la relación entre los ecosistemas, agroecosistemas y el bienestar de la sociedad es crucial para propiciar la producción y productividad de la agricultura.

Figura 5. Los flujos visibles e invisibles de la producción agropecuaria (fuente: TEEB para la agricultura y alimentación, 2005).

En esta imagen se resaltan algunos de los flujos significativos existentes entre los sistemas agroalimentarios, los sistemas humanos (económicos o sociales), la biodiversidad y los ecosistemas. Esos flujos se dividen en dos categorías: los visibles, como los alimentos y las materias primas; y los invisibles, que son servicios ecosistémicos, como la polinización, la regulación del ciclo hídrico, la prevención de la erosión, la mitigación del cambio climático o de la fertilidad del suelo.

Para apoyar el diseño efectivo de las políticas y la planificación que afectan los paisajes agrícolas y las prácticas de gestión agrícola, es necesario conocer los flujos de los servicios ecosistémicos y sus variaciones a lo largo de los paisajes agrícolas, además del papel de las políticas actuales en el suministro (o afectación) de estos servicios. Este conocimiento deberá dar información sobre la capacidad que tiene el paisaje de contribuir al bienestar de la sociedad, además de las posibles compensaciones y efectos indirectos de la gestión del paisaje.

*Estas capacitaciones fueron desarrolladas para personal de la Secretaría de Agricultura.

La nueva visión de la agricultura en México

México está consciente de la importancia de conservar la biodiversidad para la agricultura y la alimentación. Garantizar la continuidad de los servicios ecosistémicos también constituye un reto para la Secretaría de Agricultura; la cantidad y calidad del agua, la regulación del clima, el control biológico de plagas y enfermedades, la polinización y el mantenimiento de la fertilidad de suelos, integran algunos de los servicios que solo un ambiente sano puede proveer.

Para transitar hacia la autosuficiencia alimentaria, la reducción de brechas socioeconómicas en la población rural, así como al cuidado del ambiente, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural plantea una Nueva Visión para la producción de alimentos en donde todos los mexicanos produzcan bajo un enfoque de sustentabilidad, inclusión y territorialidad.

La implementación de esta Nueva Visión incluye a los pequeños productores, históricamente rezagados de las políticas públicas, e incorpora de manera diferenciada a mujeres y jóvenes, que constituyen más de la mitad de la población rural productiva.

Se busca impulsar una política que fomente e incremente las prácticas de producción sostenible en el sector agropecuario y acuícola pesquero para hacer frente a los riesgos del cambio climático y a las necesidades de consumo. También busca alimentar a una población creciente, por lo que se debe trabajar con los propios programas de la Secretaría y otras dependencias de gobierno. Esto es una tarea de gran relevancia que implica sinergias y diálogos constantes entre diferentes actores.

El modelo de producción que se busca impulsar desde la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural reconoce que la agricultura es quien más se beneficia de la biodiversidad, y considera que su pérdida incrementa los efectos del cambio climático, vulnerando así la producción de alimentos. 

El propósito de esta Nueva Visión es que los sistemas de producción de alimentos reduzcan sus efectos negativos sobre la biodiversidad, y que se alcance un sistema armónico entre éstos y los recursos naturales, logrando con ello el bienestar de la sociedad en general, como esquematiza la siguiente figura.

Conclusión

En esta unidad, hemos visto cómo el pensamiento de la sociedad y las políticas ambientales ha necesitado tiempo para ampliar su perspectiva desde mediados del siglo pasado, al transitar de una mirada a la naturaleza como una fuente de materias primas para el desarrollo económico e industrial a un enfoque integrado, donde se reconoce a la naturaleza como la base para el desarrollo de una sociedad justa, equitativa e inclusiva, donde la economía y el crecimiento económico son medios para conseguir el desarrollo sostenible, haciendo un llamado a la acción colectiva y la cooperación entre los diversos actores e instituciones involucrados.